domingo, 12 de agosto de 2007

Caducidad



Del árbol de mi vida
se desprende hoja tras hoja.
¡Oh, mundo de delirios,
cómo nos sacias,
cómo nos sacias y fatigas,
cómo nos embriagas!
Lo que hoy aún florece,
pronto se marchita,
pronto sonará el viento
sobre mi tumba parda,
sobre el niño pequeño
se inclina la madre.
Quiero ver sus ojos de nuevo,
su mirada es mi estrella,
todo lo demás puede dispersarse,
todo muere, todo muere gustoso.
Sólo permanece la Madre eterna
de quien procedemos,
sus dedos escriben juguetones
nuestro nombre en el aire efímero.

(H.H.)

2 comentarios:

Diego dijo...

Buena entrada, aunque no creo que la vida sea algo que se desgasta, la vida puede ser algo que se gana, se adquiere, vamos ganando vida a la vez que nos acercamos a la muerte. Es decir, cuando algo nace, podemos decir que tiene vida, NO tiene vida!!!, vida tiene un anciano, ha vivido, tiene experiencia. Vida es lo vivido, no lo que no has vivido.

Bueno ya me he rallado, un saludo.

José de Andrés dijo...

�de Quien es el poema??