
La niña, rosa sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
abierto, un atlas.
¡Cómo la miraba yo
viajar, desde mi balcón!
Su dedo, blanco velero,
desde las islas Canarias
iba a morir al mar Negro.
¡Cómo la miraba yo
morir, desde mi balcón!
La niña, rosa sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
cerrado, un atlas.
Por el mar de la tarde
van las nubes llorando
rojas islas de sangre.
Rafael Alberti
4 comentarios:
Un bonito poema, sin lugar a dudas.
¿Aunque no va siendo hora de que cuelgues perlas tuyas jefe? :D
Un saludo.
Echate unas letras tu...que esto no es un examen...xDD
Vebga gabri actualiza que tienes esto muerto
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